El monte es de todos y para todos. Esta frase en apariencia políticamente correcta, esconde ciertas falsedades. Social y fundamentalmente porque el reparto de terrenos y la gestión administrativa de muchos otros, para nada es justa, ni proporcional ni equitativa entre los habitantes de los diferentes territorios. Pero, principalmente y muchísimo más importante, contradiciendo radicalmente lo anterior, es porque el monte no es de los humanos, sino de la naturaleza. Aclaro esto, el hombre egoísta y avaricioso, inventó la propiedad como arma de poder. Las tierras, los montes, los yacimientos, etc... se convirtieron a lo largo de los tiempos en deseadas golosinas de posesión. Esta monumental evidencia ha quedado demostrada en infinidad de ocasiones a lo largo de la existencia del ser humano. A nadie se le escapa que, el hecho de atesorar propiedades del tipo que sean, a costado a la raza humana cantidades ingentes de vidas y desgracias en innumerables episodios de nuestra historia. Un alto precio que parece no importarle mucho a determinados personajes, sobre todo, si son otros y “otra” a los que les toca pagarlo.
...mientras no entendamos que no somos dueños de nada, mientras nuestras decisiones no aboguen por la sostenibilidad, mientras no seamos humildes, limpios y respetuosos en la “casa” donde se nos permite vivir; mal, muy mal se nos presentará el futuro.
El equilibrio y la armonía entre hombre y naturaleza sería lo más inteligente de cara al futuro..... |
Mal nos va a ir si no somos capaces de cambiar este planteamiento en el futuro. Si no remamos todos en la misma dirección naufragaremos irremediablemente. El legado para las próximas generaciones lleva camino de convertirse en un gran cubo de basura. Triste y lamentable, pero imparable sino cambiamos nuestra mentalidad y nuestras pretensiones.
Mientras le demos más importancia a nuestra propia “comodidad” y a nuestra mal llamada “calidad de vida” por encima de cualquier otra cosa, mientras no hagamos caso de los gritos de nuestra “madre” herida, ni la curemos, mientras no cambiemos el pensamiento “del que venga de tras que arree”, mientras no atajemos el exagerado consumismo, mientras no entendamos que no somos dueños de nada, mientras nuestras decisiones no aboguen por la sostenibilidad, mientras no seamos humildes, limpios y respetuosos en la “casa” donde se nos permite vivir; mal, muy mal se nos presentará el futuro.
En esta “guerra de poder”, a corto y medio plazo posiblemente venza el hombre, pero a largo plazo ¡hay, amigo!, esta “contienda” ya tiene dueño.¿Adivináis quien?. En nuestras manos esta el retrasar este triunfo, y nuestra agonía, aliándonos, respetando y mimando a nuestro mal entendido enemigo la Madre Naturaleza. Y así, de esta manera, ésta puede que perdone nuestra barbarie y nuestras insolencias del pasado.
Aunque no queramos verlo ni reconocerlo, nosotros pertenecemos a la naturaleza, ella nos creó, ella es la dueña, es la que nos permite vivir y no al revés, por lo tanto, no seamos necios mordiendo la mano que nos da de comer.
Naturalmente os diréis, una cosa es predicar y otra bien diferente dar trigo. Tened la completa seguridad, por ridículos e insignificantes que parezcan, todos con nuestros actos podemos cambiar el rumbo de las cosas a mejor. La naturaleza recompensará con creces nuestras aportaciones. Recordad siempre, ella es la dueña, nosotros somos sus invitados.
La naturaleza es poderosa, el hombre envidioso, prepotente e ignorante desea su poder. Pobre iluso, que ingenuo, no se da cuenta que sin la naturaleza no es nada. Si con su abuso y con su avaricia la destruye, se destruirá a si mismo irremediablemente. Tomemos conciencia, no permitamos que esto suceda... Aprendamos del cuento y no matemos a la gallina de los huevos de oro.
Yo biker