Hoy es domingo 29 de Julio, son las siete de la mañana y dentro de un par de horas dará comienzo la catorceava edición de la marcha organizada por el Club Btt Comarca Pinares. No es una marcha más, es nuestra marcha y hay que dar el todo por el todo.
Suena el despertador, no hay lugar para la pereza. La mañana esta fresca, 12º marca el termómetro. Esperemos que no caliente mucho. Preparo el desayuno, un par de tostadas, un tazón de leche y un poco de arroz con leche.
No sé por qué, pero me da por ir al garaje a echar un último vistazo a la bici. Toma!!! Toma!!! Toma!!! la cubierta delantera se ha rajado y es imposible repararla. Cómo puede ser posible que pase esto si ayer mismo estuve con ella!!!
Después del sock inicial y pensar que estaba todo perdido, me tranquilicé y empecé a pensar en las posibilidades que tenía. Tengo una cubierta sin estrenar en la habitación, tengo una cubierta gastada que quizá pueda volver a poner y puedo llamar a alguien para que me deje una bici. Opto por la segunda opción, ya que montar la cubierta nueva sin la ayuda de un compresor va a ser difícil. Me pongo manos a la obra y en un par de minutos tengo la cubierta vieja montada, ahora toca lo peor; hinchar la rueda. Cojo la bomba de pie, y aquello no funciona se escapa el aire y no consigo inflar la rueda. Calma, céntrate, reviso la rueda, la recoloco y vuelvo a intentarlo. Por fin, la rueda se infla. Oigo como se escapa el aire por un pinchazo, muevo la rueda para que el líquido antipinchazos haga su trabajo y el agujero se tapona. Bien, esto marcha. Voy a ponerme el traje de faena y a preparar la mochila. Último repaso y parece que llevo todo (hoy sí que llevaba todo). Monto la bici en el coche y voy a buscar a Javi y a Diana. Los "problemas mecánicos" me han alterado y mis compis lo notan. Montamos la bici de Javi y ponemos rumbo a Vilviestre. Hay que motivarse y para ello nada mejor que un poco de buena música.
Llegamos y vemos Luis que está indicando a los participantes donde aparcar, le saludamos y le digo que no se preocupe que me apaño para aparcar. Bajamos a la plaza, son las 8:15 y se ve bastante ambiente. Me coloco en la cola para recoger el dorsal y el chip. Mientras coloco el dorsal voy saludando a los conocidos. Ahora toca estirar un poco. Se oye algún que otro comentario jocoso "qué hacemos con estos pros" que pin, que pan; yo a lo mio y vosotros haced lo que queráis. Las 8:40 cojo la pista de Palacios y me dispongo a calentar, me junto con Marta y Julito que vuelven de las fiestas de Palacios. Me ofrecen cerveza y me preguntan que si no me dan envidia ellas de fiesta y yo con la bici, ahora mismo ninguna; cuando lleve un par de horas pedaleando y esté deseando acabar seguro que alguna más. Nos despedimos y sigo a lo mío. Las 8:50 media vuelta y a esperar que den la salida. Todavía hace un poco de frio pero me quito los mangüelos. En cuanto empiece la ruta me van a sobrar. Me coloco junto con Roberto y Javi en primera línea de salida, la salida es neutralizada y los del club vamos en primer lugar. Allí nos encontrábamos Javi, Roberto y servidor, detrás; 200 bikers con unas ganas terribles por empezar. La adrenalina fluye en el ambiente. Luis está dando los últimos consejos, nosotros charlamos de nuestras cosas. Miramos nuestros pulsometros Roberto y yo 110, Javi 65. Por las pulsaciones que tiene Javi parece que esté dormido. La tensión va en aumento, sólo nos separa una pequeña y endeble cinta de plástico de 200 bikers ávidos de kilómetros y nuevas experiencias. En teoría iba a cortar la cinta el teniente alcalde de Vilviestre, por lo que nosotros estábamos muy tranquilos hasta que escucho, arrancad, arrancad. Miro hacia detrás y veo la cinta en el suelo. La catorceava edición de la Ruta Comarca Pinares acaba de comenzar.
Primeras pedaladas y los tres vamos en la cabeza del pelotón, intuyo que va a ser difícil conseguir que no nos adelanten. Los 2 primeros kilómetros son en bajada y transcurren por la carretera que unen Vilviestre con la carretera general. En seguida Roberto se queja de que se está quedando sin desarrollo y al poco desaparece Javi. El pelotón es imparable, tiene ganas de sendas, de barro, de subidas, de bajadas. No seré yo el que les impida llegar cuanto antes a su destino, clack, clack; bajo un par de piñones y trato de seguir en cabeza. Llegamos a la general, la cruzamos y tomamos una pista que poco a poco nos aleja del negro asfalto que tanto nos aburre. La carrera está abierta grita Miguel, el que quiera darle que le de, puntualiza. No se ve movimiento en las primeras filas. Un pequeño claro nos deleita con la visión de la campiña, cuantas horas habré pasado subiendo y bajando por ella o simplemente contemplándola. Miguel da el primer ataque pero nadie le sigue, se nota que no va en serio; se deja caer y vuelve al pelotón. Llegamos al final de la pista y la cosa se empieza a poner seria, un poco más si cabe. Isma se pone a la cabeza y el pelotón poco a poco se empieza a poner en fila de a uno. Decimos adiós a la pista y cogemos una rápida y sinuosa senda que nos acerca hasta Quintanar.
Estamos en Mataca, algún que otro simpatizante se ha acercado a vernos pasar y darnos su apoyo. Empezamos a callejear entre los cotos y el ritmo cardiaco no deja de aumentar. Hoy toca sufrir, yo lo sé; ellos lo saben y nadie va a regalar nada. Salimos a la pista que nos ha de llevar hasta Fuentelsaz, delante tenemos 8 kilómetros y 800 metros de desnivel positivo. Miro el pulsómetro, 180 pulsaciones por minuto. O bajo el ritmo o no voy a llegar a la cima de una pieza. Trato de mentalizarme positivamente, puedo conseguirlo, conozco el terreno y sé donde ahorrar y donde gastar. Con estas ideas en la cabeza sigo subiendo poco a poco. El ritmo cardiaco no baja, estoy motivado y sólo tengo una idea en la cabeza ser el primero del club y llevarme el preciado jamón. En estas aparece Adrian “el sobrino del Fredi” por mi derecha y me pasa. No puede ser el jamón es mio y no vas a arrebatármelo. Me pongo a rueda y dejo que vaya marcando el ritmo. No ha pasado ni una hora y me meto un gel entre pecho y espalda. Poco a poco estoy recuperándome y me encuentro mejor. Queda un kilometro para que la subida acabe y veo una pizca de debilidad en el chico de Espejón. Me pongo en cabeza y empiezo a marcar yo el ritmo. En 1:10 minutos llegamos a Fueltelsaz, allí se encuentra el primer avituallamiento; Verónica y Diana son las encargadas de repartir las viandas. Diana dice que vamos muy rápido y que no le ha dado tiempo a sacar una foto, Verónica quiere que pare y alarga la mano ofreciéndome una bebida. Parar no es una posibilidad así que rechazo el ofrecimiento y sigo pedaleando. Cruzo un pequeño puente y cojo una de las veredas más bonitas de todo el circuito. Es un poco técnica y pica hacia arriba. Poco a poco la frescura de los pinos y de los brezos me envuelve. Después de la subida no hay nada mejor. Lentamente mi perseguidor se va quedando rezagado. Izquierda, arroyo, derecha, brezo, piedra, nada me sorprende. Llego al final de la vereda y salgo al cortafuegos de Palacios, me esperan siete divertidos kilómetros de frenética bajada.
Ahora sí que estoy disfrutando, joder que si estoy disfrutando. Me encanta bajar y notar como la adrenalina invade mi torrente sanguíneo. Dejo atrás el cortafuegos y me adentro en el arrastradero del Gurrero. Poco a poco voy recortando distancias, adelanto a uno. Veo al Pinchu con la bicicleta boca abajo, le pregunto que si está bien y me dice que ha pinchado. Adelanto a otro. Se acaba el arrastradero y empieza una senda mas lenta y quizás un poco mas técnica. Se acaba la senda y salgo a una pista forestal, recorro 100 metros por la pista y rápidamente un giro a la derecha me lleva a coger otra senda. Ahora toca cruzar un arroyo, subo un par de piñones atravieso el mismo y cuando llego a tierra firme me doy cuenta que no he bajado la catalina y soy incapaz de mover el desarrollo que llevo. Trastabillo un poco, apoyo la rodilla en el suelo y consigo salir del apuro. Levanto la cabeza y veo un par de fotógrafos, ouch pillado. No pasa nada son gajes del oficio a seguir con la bajada. Me acerco a otro biker, le pregunto que qué tal. Me responde que le está encantando la ruta y comenta que Pablo está justo delante. No puede ser, no me lo creo estoy a escasos 200 metros de la bestia parda del circuito provincial. Meto un poco de presión y me dice que si quiero que pase, que si quiero; JODER que si quiero. Como que no hubiera mañana salgo disparado hacia el cabeza de carrera y en un tris tras me pongo yo en la cabeza. Esto hay que aprovecharlo, todo el tiempo que consiga ganar será muy preciado.
Llego a la bifurcación de la ruta y no veo al "Jefe", tan rápida va la carrera que no le ha dado tiempo a llegar; me pregunto. Cojo una sinuosa senda que me lleva hasta la pista forestal del chorlón de Palacios. Estoy en el ecuador de la ruta, la bajada se ha acabado y empieza la parte más rompe piernas de la ruta. Un constante sube y baja por caminos y senderos que me hará aplicarme al máximo. Después de un par de kilómetros de subida por la pista forestal abandono la misma y cojo un camino a mano derecha que me lleva a recorrer el comienzo de la ruta pero esta vez en sentido contrario. Pablito se acerca y me pregunta que cómo bajo tan rápido, que si no tengo hipoteca, que si no tengo familia. Me rio y le contesto negativamente. Sinceramente creo que para bajar rápido hace falta tener tanto técnica como una pizca de locura. Abro un par de portilleras y llegamos a la cantera de Vilviestre, en estas que llega otro biker; abro otra portillera y cojo un camino que me lleva hasta el rio Bañuelos. Quién habrá sido el cabrón que ha destrozado el puente, me pregunto. Cruzamos el arroyo y poco a poco nos vamos acercando a la charca de Palacios. Bici al hombro y subimos la famosa piedra de la charca. Poco a poco el paisaje va cambiando, lentamente los pinos desaparecen para dar lugar a los robles y al monte bajo. Llego de nuevo a la bifurcación de la ruta y ahora si que está el "jefe". Veo que Javi está allí también, un par de voces hacen las veces de saludo.
Sigo tras la estela de Pablito y a mi rueda va otro chico. El calor empieza a hacer efecto, el monte bajo no proporciona mucha sombra y la frescura es un recuerdo que quedó atrás. El nuevo terreno me permite ir un poco más rápido, lo que hace que la cadena no deje de salirse de su sitio. Esta transmisión está en las últimas, pienso. Por culpa de los continuos saltos de cadena me llevo un par de sustos, en una ocasión incluso se me ha soltado el pie del pedal. Y mira que es difícil. Pablito poco a poco va cogiendo ventaja y justo antes de llegar a la carretera de los vados el que iba detrás mio me adelanta. Llegamos al segundo avituallamiento, vaya fiesta que tienen montada. Incluso hay música. Aquí no para ni dios. Visualizo lo que queda de carrera, empiezo a ir un poco justo, pero hay que seguir. En cuanto abandono la carretera veo a Pablito, nos lleva una ventaja de unos 300 o 400 metros. Cruzamos el río y tomamos una senda a mano izquierda que nos lleva hacia palacios. Justo antes de coronar veo a Apolonio con la bici, da gusto ver que se va recuperando de la lesión. Me dice que tengo al segundo un poco más adelante que aprete y le coja en la bajada, ufff pienso. No creo que pueda cogerle, pero bueno la carrera todavía no ha acabado y pueden pasar muchas cosas. Justo antes de llegar a la chopera de palacios veo que la ruta marca hacia la carretera de Moncalvillo, no me cuadra, mi predecesor también ha llegado a ese punto y anda un poco despistado. Miro hacia donde se supone que debía dirigirse la ruta, y veo una cinta. Un par de chiflidos y la cabeza de carrera me sigue. Ahora estamos los cuatro primeros juntos. Pablito no está contento, se queja del marcaje; le digo que han cambiado una cinta. No se puede hacer nada ante la falta de consideración de la gente que se dedica a destrozar el trabajo de otras personas. Hacer el mal por el mal, dónde encontrarán la satisfacción, me pregunto. Llegamos a Palacios, cruzamos el puente romano y nos dirigimos hacia el molino. Nadie quiere quedarse atrás, Pablito se pone en cabeza y otra vez empieza a poner terreno de por medio. Que justo voy, empiezo a notar una pequeña molestia en el cuádriceps izquierdo. Bueno, no queda mucho pienso. Una pequeña subida, una bajada y llegamos a la pista de Vilviestre y de ahí a la meta. O eso pensaba yo, al llegar a la pista veo que han marcado la ruta hacia el carrascal. En un momento me vengo abajo, las fuerzas están bajo mínimos. No quedamos que la ruta iba a ir directa por la pista hacia meta. De nada sirven estos pensamientos, es lo que hay y punto. Toca seguir sufriendo, me saluda un chico que va corriendo. La subida no es muy dura, pero el cansancio va haciendo acto de presencia, los reflejos ya no son lo que eran y cualquier piedra puede hacerme echar pie a tierra. Me digo, un último apretón y me pongo en cabeza. Es más fácil pensarlo que hacerlo. Trato de ponerme primero del grupo pero me es imposible. Otra vez salimos a la pista que une Palacios y Vilviestre, estamos en la portillera. Pablito hace tiempo que despareció y en mi grupo no parece que nadie afloje. Tomo la decisión de bajar el ritmo y llegar poco a poco a meta. Lentamente veo como mis dos compañeros se alejan. De vez en cuando miro hacia detrás, nadie viene.
Después de 3 horas por fin llego a meta en cuarta posición, oigo como Verónica me anima. En cuanto cruzo la meta veo que Nuria está allí, me bajo de la bici y le doy un abrazo y un beso enorme, guapísima!!!. He dado dos pasos y noto como el cuádriceps izquierdo se sube. En un segundo la pierna izquierda se me queda rígida. Tiradme al suelo, tiradme al suelo. Nadie parece darse cuenta de lo que pasa. Al final un chico me ayuda y tras unos duros minutos parece que las cosas vuelven a su sitio. Al cabo de un par de minutos me levanto del suelo y me dirijo a por algo de comida. Veo potencial en el club Btt Comarca Pinares tanto como organizadores del evento como participantes. Entre los quince primeros clasificados, cinco pertenecen al club.
Quiero dar las gracias a los voluntarios, a la gente que se acercó a animar y a los doscientos participantes del evento. Gracias a vuestro granito de arena estáis consiguiendo hacer grade a este deporte.
Peña betetera con centro neurálgico en Moncalvillo-Burgos-Castilla y León. N41º 57' 15'' W3º 11' 55''
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martes, 18 de septiembre de 2012
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