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martes, 26 de febrero de 2013

Vuelta al Tàchira, por Joseba León

Ciclismo apasionante en Venezuela.
 Nuestro apasionado colaborador Joseba León nos deleita con este interesante artículo, en él nos describe y cuenta, desde su particular perspectiva, otra de sus batallitas por Sudamerica.

    Venezuela es un país único. En la calle se respira vida y movimiento, sus espabiladas gentes están siempre activas y energías, la aventura te la encuentras a la vuelta de la esquina, y las tertulias políticas pueden acabar en auténticos "combates sociales". Pero la gran diferencia del estado bolivariano se encuentra en la gasolina, ya que Hugo Chavez regala practicamente el combustible a sus ciudadanos (dos euros deposito lleno). Además el código de circulacion se reduce básicamente a la pericia que tenga el conductor para superar "a todo gas" los peligros de la carretera. De este modo nos podemos encontrar situaciones simpáticas como carreras de motos en la vía publica, carros destartalados picando rueda, enormes camionetas de dimensiones desproporcionadas, o una familia entera (perro incluido) subida a un mismo ciclomotor. La improvisación se impone a la reglamentación, en un país en el que por ley son obligarías las gafas de sol para circular en bicicleta, pero no así el casco.
Y en este escenario se celebra una de las vueltas con mas renombre y tradición de sudamérica. La montañosa región de Tàchira al suroeste de Caracas y fronteriza con Colombia, es el terreno donde esta espectacular vuelta venezolana esta a punto de cumplir medio siglo de vida. Al ciclista europeo le puede parecer algo rocambolesco y destartalado, sin embargo la organización realiza un trabajo impecable y la logística no tiene nada que envidiar a las mas grandes. Televisión, radio, prensa, reportajes diarios con entrevistas y resúmenes, espectáculos paralelos, trato inmejorable al ciclista, políticos involucrados, escoltas policiales, azafatas vestidas con licra fina, coches de equipos, motos, autobuses, petardos, confeti, música latina, ron, perritos calientes... Allá por donde pasa la colorida y ruidosa caravana ciclística, se declara fiesta nacional y miles de espectadores aguardan en las cunetas en busca de autógrafos y botellines.
Baches, asfalto derretido, repentinos diluvios tropicales, repechos de cemento al 25%, descensos vertiginosos, llegadas a mas de 3000 metros de altura, revirados circuitos urbanos, publico histérico, perros ladrando y manadas de buitres en la cuneta devorando gato atropellado. Los pedalistas venezolanos son valientes y asumen que el ciclismo es un deporte de riesgo. El concepto de pelotón compacto apenas tiene sentido en una carretera llena de agujeros, pero la gran diferencia con el ciclismo europeo es el comportamiento en carrera, donde todavía quedan héroes dispuestos ha realizar locuras con tal de regalar espectáculo. Aquí la estrategia y las elaboradas tácticas de equipo son sustituidas por "que gane el mejor" o "cobarde el ultimo". Los duelos a la par o los ataques desde la misma linea de salida son los que dan gloria y honor a los corredores. No olvidemos que para ellos es el evento mas importante del año, practicamente su mayor aspiración deportiva, y de esta manera es casi imposible derrotar a los ciclistas locales.
Dignas fueron las dos victorias de etapa logradas por del equipo italiano ViniFantini, los holandés del GlobalCicle también lucharon duro para conseguir alguna meta-volante, y el veteranísimo colombiano Félix Cárdenas dio batalla en las primeras etapas. Pero en realidad se podría decir que los ciclistas extranjeros que acudieron con intención de ir acumulando kilómetros suavemente en un clima cálido, tuvieron que sufrir una "pretemporada agónica" para poder terminar una vuelta mucho mas dura de lo que se imaginaban. Los peor parados fueron los españoles del MMR afectados con una fuerte incontinencia trasera, y el equipo paraguayo StartCicling que terminó la vuelta con un único integrante. Y es que Venezuela domino todas las etapas y la general absoluta, ningún foráneo pudo meterse entre los veinte primeros de la clasificación final, de hecho habría que retroceder hasta el puesto 36 para encontrar al primer participante europeo, Cristiano Monguzzi, italiano acostumbrado a disputar Giros y clásicas belgas.
Al termino de la ultima etapa, y tras cruzar la linea de meta en el emblemático velódromo venezolano, el publico salto las gradas y salio a la pista para mezclarse con los ciclistas supervivientes. Yeison Delgado fue llevado a hombros en una ultima vuelta simbólica al velódromo, un corredor humilde y simpático ahora convertido en autentico héroe nacional.

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