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miércoles, 28 de marzo de 2012

Día 8 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta De Rey

“JODIDOS ANDÁBAMOS... PERO LA SUERTE NOS ACOMPAÑA”

Día 8: Betarres – Villasur de Mena
Fecha: 04/08/2003
Distancia aproximada: 40 Km.

Para variar nos levantamos pronto. El matrimonio nos había pedido que echáramos el candado de la cabaña cuando nos fuéramos, pero justo antes de salir Pedro Ignacio nos pregunta que si hemos cogido todo. Decimos que sí pero es que no. Nada más cerrar dice Gonzalito que le faltan las botas que por supuesto están en la cabaña.

Pues nada, hasta que nos hemos hecho con la llave nos han dado las nueve y el sol ya pega de muchos cojones.

Salimos con fuerzas retenidas y caminamos por la vera de un río que nos lleva a Momediano, donde a las diez y media de la mañana un termómetro al sol marca 42º. Un paisano nos dice que el día anterior a él se le reventó un termómetro que al sol tenía. Nos refrescamos en la fuente y preguntamos por el camino que por el monte va a Villaventín. Los paisanos nos dicen que por el monte no se puede ir, que está muy cerrado. Así que por carretera nos mandan a Paresotas para luego ir a Villaventín.

Llegando a Paresotas pasa el panadero con la furgoneta para vender el pan, y como una exhalación los hermanos salen corriendo con mochila y todo detrás de la furgoneta. Hace falta tener correas, pero sobretodo hace falta tener hambre y no tener pan. Ya en Paresotas una chica muy maja y bien parecida nos abre el bar, que para más información es la sacristía de la iglesia. Nos tomamos la cervezas con limón de rigor, charlamos un rato con la chica y acto seguido nos dirigimos a Villaventín.

De camino a Villaventín no sabemos si el calor hace crepitar las zarzas o los sesos nos están acartonando ¡la virgen que calor!

Aunque andamos apurados de tiempo, debido al calor a la una decidimos parar a comer en Villaventín, pero para más INRI comprobamos que no hemos llegado a Villaventín sino a Castresana. Tanto de lo mismo, mantenemos la decisión de parar, nos refrescamos, comemos, nos curamos los pies y nos echamos, como cada tarde, la necesaria siesta a la sombra del la iglesia.

Debemos salir cuanto antes para llegar a Sopeñano (al otro lado de los Montes de la Peña) a comprar comida. Sin ella será imposible pasar los Montes de Ordunte. Así que con la fresca, a las cinco de la tarde salimos hacia Villaventín. De Villaventín nos toca pasar los Montes de Peña por el Puerto de la Magdalena. Nos ha costado trabajo dar con el dichoso puerto, y de regalo hemos subido doscientos metros de más. No es mucho, pero a esas alturas de jornada es hacer el tonto. Aun así, ha merecido la pena. La ascensión nos brinda la panorámica mas bonita de todo el viaje: el valle de Mena visto desde los montes de la peña. Mientras contemplamos el paisaje hemos desechado la idea de llegar a comprar a Sopeñano. Ya nos la arreglaremos.

Panorámica del Valle de Mena y los Montes de la Peña

Bajamos al valle por unos frescos hayedos mientras empezamos a ansiar una ducha y una cama. Llegados a Sopeñano y creyéndonos en el fin de la jornada comprobamos que es mentira. En Sopeñano no hay ni tiendas, ni camas ni nada.

Hacemos las gestiones oportunas por teléfono y encontramos casa rural en Villasur de Mena, a unos cinco kilómetros. Andarlos los hemos andamos, pero nos han sabido a hostias en vinagre. De camino, por suerte, encontramos una cervecería donde cenamos bien después de mucho esperar. Además nos han preparado la comida para el día siguiente, pero tenemos que recogerla más tarde.

Después de cenar vamos a la casa rural y echamos a suertes quien se ducha primero, ya que los dos que se duchen primero deben volver a la cervecería a por la comida del día siguiente, es decir, un par de kilómetros de regalo. Al final, como debía ser, la suerte se ha puesto de parte del que más lo necesitaba.

Por fin a las doce de la noche estamos duchados y acostados los cuatro en una habitación de tres. Antes de dormirnos dejamos una nota de agradecimiento a la dueña de la casa y de regalo una botella vino que nos regaló el Dr. Iriondo.

Debemos levantarnos a las seis y cuarto, así que poco tardamos en dormirnos.

Por suerte los planes han salido bien y hemos conseguido nuestro objetivo. Mañana podremos subir Ordunte con la comida que tenemos.

continuará....

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