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viernes, 23 de marzo de 2012

Día 6 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“¿NO HABÍAMOS VENIDO A ANDAR? PUES ARREANDO”

Día 6: Briviesca - Frías
Fecha: 02/08/2003
Distancia aproximada: 40 Km.

Nos levantamos con las gallinas, y para las 7 y poco estamos listos, mochilas preparadas, hechas las curas de rigor y dispuestos con mucho ánimo para comenzar el día. Desayunamos con ganas pensando que quizá pasé un tiempo hasta que podamos repetirlo.

Tomamos de nuevo por el camino que discurre paralelo a la vía del tren. El camino se hace entretenido y con la fresca da gusto andar. Gonzalito nos ameniza el viaje con juegos que se le ocurren sobre la marcha, y así, entre pitos y flautas llegamos a las proximidades de Quintanillabón. Allí a un buen hombre, que a juzgar por el coche que tiene aparcado debe estar regando la huerta por afición, le preguntamos por el camino de Busto de Bureba. Nos comenta que todos los caminos van a Busto, como si de Roma se tratara. Insistimos y le preguntamos por el que vaya más a derecho. Total que con sus buenas indicaciones y nuestro buen ritmo, para el mediodía hemos recorrido fácil más de la mitad del camino programado.

En Busto nos ofrecen agua fresca y vino. Aceptamos de lo primero aunque dicen que para andar el camino es mejor de lo segundo. Preguntamos por el camino más derecho al Portillo de Busto, y sin pensarlo comenzamos a ascender con toda la solanera sobre nuestras cabezas. A la que subimos vemos frutales, pero ni tocarlas nos ha dejado el amo de unas ciruelas que hemos querido coger.


De camino hacia el Portillo de Busto

Una sudada nos ha costado el dichoso portillo, y con la que cae no dudamos en bajar del revés lo que hemos subido por el derecho.

La bajada a la Aldea del Portillo de Busto es criminal, el calor y el desnivel de la carretera nos abrasa lo pies. Llegados al pueblo, y aunque con hambre, lo primero que hacemos es meter los pies y la cabeza en la fuente. Una vez refrescados, preguntamos por un sitio fresco donde comer y echar la siesta. Nos mandan a unas choperas al lado del río como si nos mandaran al jardín del Edén, pero lo que hallamos es, sobre todo, zarzas y bichos. Da igual, lo importante es descansar y “el Ina” hasta siesta ha echado. Es más, creyendo que mal estábamos ahí, aun hemos dado con otro que estaba peor, comiendo en el lado contrario al nuestro, con menos sombra y peor comida. Cuatro palabras he cruzado con él, pues no estaba el tiempo para estar cascando a lo tonto. Le cuento que somos de Huerta de Rey, a lo que me responde que qué pintábamos por allí, que había estado en Huerta de acampada y que aquello era mucho más bonito. Nunca sabremos si hablaba el o la insolación que ya sufría.

Ya por carretera nos dirigimos a Ranera, donde un viejete muy avispado nos vende un porrón de cervezas con limón y otro no tan viejo nos refresca con la manguera. Pasado el estrecho cañón que va a dar a Tobera, nos dirigimos a Frías. Bonito pueblo que nos recibe con una bella estampa de su caserío, castillo, iglesia, murallas y demás.


Puente en el cañón de Tobera

Nos dirigimos al camping ansiando una ducha y algo de comer, pero manda huevos que hay mercado medieval en Frías y el camping está lleno. La noticia nos la comunica un montañero palentino que luego nos acompañará a dormir al raso.

A falta de ducha unos nos bañamos en el Ebro y otros en la fuente. Cenamos con hambre y decidimos dormir debajo de uno de los puentes: el medieval o el moderno. Cuando a ello vamos un buen hombre nos dice que para dormir bien, mejor en las eras que señala. Ni lo dudamos. Al raso y con un compañero más nos dormimos mirando las estrellas.

La jornada ha sido larga y nos hemos pegado buen tute. Hemos avanzado mucho, casi mapa y medio. Estamos ya muy lejos de casa y si no fuera porque estamos en Frías diríamos que ya huele a salitre. Será el Ebro.

continuará......

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